comida aérea servida en una bandeja de avión

¿Te ha pasado que, al volar, aquel plato que elegiste con tanto entusiasmo resulta tener un sabor distinto al que imaginabas? Quizás te preguntaste si era producto de tu paladar, o si la aerolínea decidió experimentar con una nueva receta.

Bueno, déjame decirte que no estás solo en esta experiencia y, ciertamente, no es una coincidencia. La ciencia detrás de la «Comida aérea y sabor» es tan intrigante como compleja. Este fenómeno, que transforma nuestra experiencia gastronómica a miles de pies de altura, es el resultado de un entrelazado de factores fisiológicos y ambientales que alteran nuestra percepción de los sabores. Así que, antes de juzgar el próximo plato que te sirvan en el aire, acompáñame en este vuelo a través de las nubes del sabor, donde descubriremos juntos por qué la comida en los aviones sabe tan diferente.

La experiencia de volar a decenas de miles de pies sobre el suelo puede ser emocionante por sí misma, pero cuando se trata de disfrutar de una comida a esa altitud, las cosas se ponen un poco… digamos, insípidas. Pero, ¿por qué pasa esto?

Altitud y presurización: Un dúo disruptivo

Cuando un avión asciende, la presión dentro de la cabina disminuye mientras que se mantiene a un nivel similar al que encontraríamos a unos 6,000-8,000 pies sobre el nivel del mar. Esta presurización artificial es esencial para mantenernos cómodos y seguros, pero tiene un efecto colateral inesperado en nuestros sentidos.

El Gusto se eleva… o más bien desciende

A esa altitud, nuestra percepción de los sabores dulces y salados cae aproximadamente un 30%. La sequedad del ambiente y la baja presión reducen la sensibilidad de nuestras papilas gustativas. Además, el aire seco de la cabina disminuye la eficiencia de nuestro olfato, que es un componente crucial para la experiencia completa del sabor.

Olfato: El copiloto del sabor

Nuestro olfato contribuye significativamente a cómo percibimos los sabores. En un ambiente de cabina, donde el aire es recirculado y con humedad reducida, nuestra capacidad para oler se ve mermada. Si a esto le sumamos la congestión que a menudo experimentamos debido a la presurización, el resultado es una disminución notable en nuestra habilidad para disfrutar de la comida.

La solución de las aerolíneas

Conscientes de este fenómeno, las aerolíneas y los chefs trabajan juntos para diseñar comidas que contrarresten estos efectos. Utilizan ingredientes más intensos y variadas técnicas culinarias para asegurar que, incluso a gran altura, la comida pueda ser sabrosa y satisfactoria.

comida y sabores segun la presión atmosferica

Así que, mientras te preparas para tu próximo viaje, recuerda que cada bocado de comida que se sirve en el cielo viene con su propia historia de ciencia y adaptación. La relación entre la «Comida Aérea y Sabor» es un fascinante recordatorio de cómo nuestro entorno puede influir profundamente en nuestras experiencias sensoriales. Esta peculiar interacción entre la altitud, la presurización de la cabina y nuestros sentidos, nos desafía a repensar la forma en que experimentamos la comida. A través de la ingeniosidad de chefs y científicos, se ha logrado reinventar la experiencia de comer en las alturas, haciendo de cada vuelo una oportunidad para explorar nuevos horizontes gastronómicos. Así que la próxima vez que te encuentres disfrutando de una comida a bordo, tómate un momento para apreciar la maravillosa ciencia que hace posible ese pequeño milagro aéreo. Buen provecho y feliz viaje por los cielos del sabor.

Qurioso

Por Qurioso

Descubre cosas cotidianas enfocadas en la ciencia. Intentamos dar un enfoque práctico a temas de actualidad o preguntas que nos llegan de nuestros lectores sin extendernos demasiado en la respuestas.

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